lunes, 19 de diciembre de 2011

Tipografías Chilensis

Para los amantes de la tipografía como elemento primordial de un buen diseño, esta información de seguro les va a interesar.


Investigando en la web me sorprendí al encontrar con que ha habido un gran avance en lo que respecta a diseño tipográfico chileno. Principalmente en la búsqueda de identidad en el diseño local; las fuentes de inspiración son básicamente: antecedentes precolombinos, poblacionales, de la cultura y de los libros.

                                   

Lo cual me llena de orgullo, ya que se están rescatando elementos característicos de nuestro lenguaje visual, para crear tipografías inspiradas en: Los letreros de las micros antiguas, la característica letra manuscrita de Nicanor Parra, la iconografía de la Lira Popular, los antiguos carteles de calles, La Vega Central, Violeta Parra con la tipografía Mazúrquica entre otros.

Aqui les dejo algunos sitios para que les den un vistazo.. y ojo que hay algunas para descargar gratis!
http://www.mansastypas.cl/
http://esostiposdelautem.cl/

                                   



jueves, 8 de diciembre de 2011

El Stencil, un arte urbano



Siempre me han llamando la atención los stencils,: en primer lugar porque considero al stencil una técnica muy atractiva visualmente, el look que deja el spray aplicado en la plantilla…, dan ganas de repetir el motivo millones de veces, y esa es la gracia, que el stencil es una forma de impresión primitiva.



 Al estar aplicados en los muros o mobiliario urbano (casi nunca con autorización), le dan un sabor muy pop a la ciudad, además del contenido político y social del mensaje que entregan. Aunque en muchos casos también los he visto pintados con un fin decorativo o publicitario, incluso para anunciar el lanzamiento de alguna película, fiesta o simplemente como un acto artístico…
Encuentro muy interesante la sutileza de los stencils,  ya que si bien pertenecen al arte callejero, son menos agresivos e invasivos que los grafittis.






lunes, 5 de diciembre de 2011

El poder de la Ruda



La Ruda forma parte de una multitud de tradiciones mágicas y se la utiliza de diversas maneras para rituales de protección o de limpieza. Es la hierba mágica de la buena suerte, que activa la energía de la fe y la trasmutación. Dentro de los rituales ancestrales era considerada el símbolo de la pureza, por lo que los participantes solían beber infusiones de la misma para 'limpiar' su interior espiritual.
Pero no sólo se emplea para purificar la mente y alcanzar la clarividencia, también se quema en montoncitos dentro de las casas, además de aromatizante, para ahuyentar los posibles maleficios y presencias invisibles. No en vano, se la conoce en distintos círculos como la planta del perdón, una forma natural de disculparse y afrontar los sentimientos con positividad, relegando al olvido las peleas.

SIMBOLOGÍA DE LA PLANTA
La ruda tiene hojas carnosas y muy aromáticas. El aspecto de la planta es además decorativo, pues comienza siendo un pequeño botón verde que se abre en una flor amarilla de cuatro pétalos, excepto la flor del pedúnculo central que cuenta con cinco pétalos. Así, coexisten en la misma planta, dos principios cabalísticos en armonía, cuatro que simbolizan la materia o la personalidad y cinco que representan el espíritu o la voluntad superior. La flor de cinco pétalos ocupa la posición central o el eje de la planta, en cuanto a las demás, se agrupan dentro de ella, indicando el dominio del alarma sobre la personalidad y la supremacía de la fuerza de voluntad superior.

HISTORIA DE LA RUDA
Innumerables civilizaciones han sido adoradoras de la ruda. Los romanos, por ejemplo, eran fieles cultores de esta hierba. Era común que los jueces llevaran consigo algunas hojitas cuando debían estar en contacto con algún prisionero, pues existía la creencia de que la ruda los preservaba de las contaminaciones y del mal de ojo. Los chinos también le adjudicaron características benéficas. La usaban para contrarrestar las fiebres palúdicas y los malos pensamientos.
Para los magos celtas la ruda era una verdadera defensa contra hechizos y trabajos maléficos. Solían usarla para las bendiciones y la sanación de los enfermos. Y ese mismo carácter sagrado tuvo para los egipcios, hebreos y caldeos, quienes afirmaban que la planta de ruda era un don de los dioses.
En América, los indígenas agregaban esta hierba en sus gualichos de amor (trabajos o hechizos de amor). Aseguraban, además, a las enamoradas, que con apenas exponer unas pocas ramas a la luz de la Luna y después entregárselas a sus amados, conseguirían conquistar el corazón del ser querido.

PROPIEDADES FÍSICAS.
La fitoterapia se ha hecho eco de las propiedades de la ruda y apunta de ella su capacidad para mitigar la ansiedad y los estados de nervios. Las digestiones pesadas encuentran en un licor realizado con esta planta un buen aliado.

 PROPIEDADES CULINARIAS
La ruda se emplea en la cocina debido a su ligero toque entre picante y amargo, aunque su aroma es empleado en diferentes salsas o mezclas alcohólicas (Grappa por ejemplo, nombre con el que se conoce en Italia al aguardiente de orujo). Se emplea mucho en Etiopía como saborizante del café y en la mezcla de especies nacional denominada berbere. Se emplea también en algunos lugares de Italia para elaborar una salsa de tomate especial elaborado con olivas y alcaparras (en conjunción con mejorana, levístico y albahaca).
NOTA: Existen ciertos riesgos al cocinar con ruda debido a su fuerte toxicidad. Mucha precaución, en este aspecto.

PROPIEDADES MÁGICAS.
La ruda resulta especialmente aconsejable a quienes practican el insano hábito del pesimismo, pues esta planta, al reforzar la fe y la voluntad, nos demuestra que el mejor talismán para atraer la salud y la suerte es una mente positiva. Cuando las cosas no marchan bien, la ruda logra transmutar las energías negativas en positivas, ya se trate de las energías de nuestras casas, de las personas cercanas, de nuestra propia mente, o de enemigos ocultos. Los antiguos celtas consideraban la Ruda una hierba contra-magia. La usaban tanto para protegerse como para defenderse contra la magia oscura, puesto que absorbe energías negativas y rompe hechizos. Además ayuda a aumentar el poder del control mental.
Una rama fresca se puede utilizar para salpicar el agua sagrada para consagrar las bendiciones y las sanaciones.
Utilizada en el aceite del altar, bendice, purifica, limpia, consagra, protege, haciendo exorcismo al alejar los malos espíritus y energías negativas.
Crea inspiración y sabiduría, Protege de manera general, Preserva de accidentes, ataques psíquicos de espíritus inferiores, de la envidia, etc.
Actúa como prevención, pues crea un campo protector alrededor de quien la posea.
Llevar ruda alrededor del cuello ayuda a la recuperación de enfermedades y además ahuyenta futuros problemas de salud.
Se la considera la planta del perdón. Quien la toma, perdona y se perdona, olvida los malos sentimientos hacia sí y los demás y procura un sano optimismo.
Es protectora cuando se la cuelga de la puerta o se pone en saquitos, y, si se frotan las hojas frescas contra el suelo, devuelve cualquier hechizo negativo que haya sido enviado contra uno.
Si llevamos encima una ramita seca atada con un lacito rojo, no solo nos libraremos de las picaduras de los insectos y cualquier animal venenoso sino que también estaremos protegidos contra las energías negativas tipo envidias o celos, así como cualquier hechizo o maldición que nos quieran echar.
 Dejándola macerar en alcohol 24 horas y después tomar un trago nos libera de los males de amor y de la mala suerte.
 Llevar una hoja en la cartera trae buena suerte. El amuleto debe confeccionarse guardando hojas de ruda en un pequeño saco de tela roja cosido con hilo también rojo. Este saquito debe llevarse siempre encima.
En Castilla, se la considera una de las plantas benditas y en el norte, previene contra los malos espíritus siempre que se haga un pentáculo detrás de la puerta con sus hojas.
En Chile, se planta a la entrada de las casas, por detrás de la puerta. Con ello se aleja a las visitas femeninas indeseadas y que traen mala fortuna. Para la misma finalidad, pero en hombres, se utiliza el Romero.
En Perú se cree que esta planta trae suerte en los negocios. Para lograr dicho efecto, se coloca un atado de ruda en un balde con agua. Éste generalmente se mantiene oculto debido a que el fuerte olor normalmente no es del agrado de la clientela.
RITUALES.
Para alejar de nuestro entorno y de nosotros mismos las energías negativas, que nos impiden atraer todo lo positivo, basta quemar en un carboncillo de incienso un poco de planta seca, en el lugar deseado o por todo la casa, durante nueve días consecutivos. Este sahumerio es además un excelente desinfectante, muy recomendable en casos de enfermedades infecciosas o epidémicas.

RITUAL CONTRA ESTAFAS. Echa en diez litros de agua siete brotes de ruda y un chorrito de aceite de oliva. Deja reposar una noche. Al día siguiente, lava los pisos, las paredes y las puertas de tu casa.

RITUAL CONTRA ENERGÍAS NEGATIVAS. Junta hojas de ruda secas, redúcelas a polvo y mézclalas con un poco de azufre y mirra. Difúmalos donde creas que existen energías negativas. Cuando acabes, haz una infusión con tres hojitas de ruda macho y vaporiza tu ropa.

RITUAL PARA LOS DOLORES DE CABEZA. Deja algunas hojas sobre tu frente durante unos minutos, enseguida mastica una de las hojas y rápidamente se aliviaran las jaquecas. No te tragues las hojas.

AMULETO CONTRA ROBOS. Necesitarás  polvo de ruda, échalo junto con dos granos de pimienta y una moneda de cobre en un saquito de piel. Llévalo siempre contigo para tener una permanente protección contra los peligros callejeros. Si prefieres, en cambio, preservar su casa de los robos, déjalo colgado de la puerta principal.

RITUAL PARA EL AMOR. Para preparar este ungüento mágico toma un poco de grasa vegetal o margarina, aceite de ruda y unas pocas gotas de tu perfume personal. Coloca todos los ingredientes juntos dentro de un hornillo y ponlos a calentar hasta que se derrita la margarina y se unan los ingredientes, luego trasvásalo a un frasquito y déjalos enfriar. Consérvalos en el frasco cerrado. Usa cada noche una pequeña parte de este ungüento en la zona del corazón y en el pulso haciéndote pequeñas friegas, no es necesario usar mucha cantidad con un poquito basta.

RITUAL PARA DINERO. Este ritual es ideal para que no te falte dinero en todo el año. Necesitarás para ello, retirar de los extremos de los tallitos de ruda, todos los gajos posibles y envolverlos en una bolsita de plástico que deberás cerrar perfectamente. Luego confecciona una bolsita de tela marrón y guarda en ella la ruda. Lleva este saquito siempre contigo en tu cartera o billetera.
CONSEJOS.
Jamás plantes ruda en un estado depresivo o en momentos en que no te sientes bien, tampoco si eres mujer y estás menstruando. Si lo haces con ira o por curiosidad los resultados probablemente no serán los esperados.

Ubícala en lo posible en un jardín donde reciba mucho sol. Algunos brujos recomiendan ubicarla siempre al lado izquierdo del jardín. En el caso de que tengas gatos trata de situarla en una zona donde ellos no se acerquen, pues la ruda espanta a ciertos animales, como los gatos y los sapos.

Si la planta se echa a perder, no se preocupe, eso indica que está actuando y recogiendo energía negativa. Queme la planta, y consiga otra nueva.

Los baños con ruda, son ideales para la limpieza espiritual, si no posees la planta, puedes ayudarte usando jabón de ruda, que se comercializa y es efectivo, pues contiene la planta. Así mismo podemos encontrar esencia de ruda e inciensos para quemar en la casa, en el negocio y beneficiarnos de sus propiedades mágicas.

DIFERENCIA ENTRE LA RUDA HEMBRA Y LA RUDA MACHO. La diferencia es que las hojas de la ruda hembra son más chicas que las de la planta ruda macho, así como las flores.



martes, 29 de noviembre de 2011

Bohemian Modern Style from a San Francisco Girl




Para los amantes del interiorismo este sito es de los mas bellos e inspiradores que he visto en el último tiempo. El diseño del blog es muy limpio, innovador, con imágenes hermosas. Vanguardia total!
La autora es Victoria Smith una bloggera y fashionista de San Francisco muy estilosa como podrán ver en su sitio. http://www.sfgirlbybay.com/
De seguro les darán ganas de hacer algún cambio en la decoración de sus hogares o en su look personal
Go on..

cariños!

lunes, 28 de noviembre de 2011

Corazonada - Mario Benedetti (1959)

Mario Benedetti
(Paso de los Toros, Departamento de Tacuarembó,
Uruguay, 14 de septiembre del 1920)

Corazonada
(Montevideanos, 1959)
      Apreté dos veces el timbre y enseguida supe que me iba a quedar. Heredé de mi padre, que en paz descanse, estas corazonadas. La puerta tenía un gran barrote de bronce y pensé que iba a ser bravo sacarle lustre. Después abrieron y me atendió la ex, la que se iba. Tenía cara de caballo y cofia y delantal. “Vengo por el aviso”, dije. “Ya lo sé”, gruñó ella y me dejó en el zaguán, mirando las baldosas. Estudié las paredes y los zócalos, la araña de ocho bombitas y una especie de cancel.
      Después vino la señora, impresionante. Sonrió como una Virgen pero sólo como. “Buenos días”. “¿Su nombre?” “Celia”. “¿Celia qué?” “Celia Ramos”. Me barrió de una mirada. La tipeja. “¿Referencias?” Dije tartamudeando la primera estrofa: “Familia Suárez, Maldonado 1346, teléfono 90948. Familia Borrello, Gabriel Pereira 3252, teléfono 413723. Escribano Perrone, Larranaga 3362, sin teléfono”. Ningún gesto. “¿Motivos del cese?” Segunda estrofa, más tranquila: “En el primer caso, mala comida. En el segundo el hijo mayor. En el tercero, trabajo de mula”. “Aquí”, dijo ella, “hay bastante que hacer”. “Me lo imagino“. “Pero hay otra muchacha y además mi hija y yo ayudamos”. “Sí, señora”. Me estudió de nuevo. Por primera vez me di cuenta de que de tanto en tanto parpadeo. “¿Edad?” “Diecinueve”. “¿Tenés novio?” “Tenía”. Subió las cejas. Aclaré por las dudas: ”Un atrevido. Nos peleamos por eso.“ La vieja sonrió sin entregarse. “Así me gusta. Quiero mucho juicio. Tengo un hijo mozo, así que nada de sonrisitas ni mover el trasero”. Mucho juicio, mi especialidad. Sí señora. “En casa y fuera de casa. No tolero porquerías. Y nada de hijos naturales, ¿estamos?” “Sí, señora”. ¡Ula Marula! Después de los tres primeros días me resigné a soportarla. Con todo, bastaba una miradita de sus ojos saltones para que se me pusieran los nervios de punta. Es que la vieja parecía verle a una hasta el hígado. No así la hija, Estercita, veinticuatro años, una pituca de ocai y rumi que me trataba como a otro mueble y estaba muy poco en casa. Y menos todavía el patrón, don Celso, un bagre con lentes, más callado que el cine mudo, con cara de malandra y ropa de Yrieart, a quien alguna vez encontré mirándome los senos por encima de “Acción”. En cambio el joven Tito, de veinte, no precisaba la excusa del diario para investigarme como cosa suya. Juro que obedecí a la Señora en eso de no mover el trasero con malas intenciones. Reconozco que el mío ha andado un poco dislocado, pero la verdad es que se mueve de moto propio. Me han dicho que en Buenos Aires hay un doctor japonés que arregla eso, pero mientras tanto no es posible sofocar mi naturaleza. O sea que el muchacho se impresionó. Primero se le iban los ojos, después me atropellaba en el corredor del fondo. De modo que por obediencia a la Señora, y también, no voy a negarlo, pormigo misma, lo tuve que frenar unas diecisiete veces, pero cuidándome de no parecer demasiado asquerosa. Yo me entiendo. En cuanto al trabajo, la gran siete. “Hay otra muchacha”, había dicho la Vieja. Es decir, había. A mediados de mes ya estaba solita para todo rubro. “Yo y mi hija ayudamos”, había agregado. A ensuciar los platos, cómo no. A quién va a ayudar la Vieja, vamos, con esa bruta panza de tres papadas y esa metida con los episodios. Que a mí me gustase Isolina o la Burgueño, vaya y pase y ni así, pero que a ella, que se las tira de avispada y lee Selecciones y Life en español, no me lo explico ni me lo explicaré. A quién va a ayudar la niña Estercita, que se pasa reventándose los granos, jugando al tenis en Carrasco y desparramando fichas en el Parque Hotel. Yo salgo a mi padre en las corazonadas, de modo que cuando el tres de junio (fue San Coño bendito) cayó en mis manos esa foto en que Estercita se está bañando en cueros con el menor de los Gómez en no sé qué arroyo ni a mí qué me importa, enseguida la guardé porque nunca se sabe. ¡A quién van a ayudar! Todo el trabajo para mí y aguántate piola. ¿Qué tiene entonces de raro que cuando Tito (el joven Tito, bah) se puso de ojos vidriosos y cada día más ligero de manos, y le haya aplicado el sosegate y que habláramos claro? Le dije con todas las letras que yo con esas no iba, que el único tesoro que tenemos los pobres es la honradez y basta. El se rió muy canchero y había empezado a decirme: “Ya verás, putita”, cuando apareció la señora y nos miró como a cadáveres. El idiota bajó los ojos y mutis por el forro. La Vieja puso entonces cara de al fin solos y me encajó bruta trompada en la oreja,en tanto que me trataba de comunista y de ramera. Y le dije: “Usted a mí no me pega, ¿sabe?” y ahí nomás demostró lo contario. Peor para ella. Fues ese segundo golpe el que cambió mi vida. Me callé la boca pero se la guardé. A la noche le dije que a fin de mes me iba. Estábamos a veintitrés y yo precisaba como el pan esos siete días. Sabía que don Celso tenía guardado un papel gris en el cajón del medio de su escritorio. Yo lo había leído, porque nunca se sabe. El veintiocho, a las dos de la tarde, sólo quedamos en la casa la niña Estercita y yo. Ella se fue a sestear y yo a buscar el papel gris. Era una carta de un tal Urquiza en la que le decía a mi patrón frases como ésta: “Xx xxx x xx xxxx xxx xx xxxxx”.
       La guardé en el mismo sobre que la foto y el treinta me fui a una pensión decente y barata de la calle Washington. A nadie le di mis señas, pero a un amigo de Tito no pude negárselas. La espera duró tres días. Tito apareció una noche y yo le recibí delante de doña Cata, que desde hace unos años dirige la pensión. El se disculpó, trajo bombones y pidió autorización para volver. No se la di. En lo que estuve bien porque desde entonces no faltó una noche. Fuimos a menudo al cine y hasta me quiso arrastrar al Parque, pero yo le apliqué el tratamiento del pudor. Una tarde quiso averiguar directamente qué era lo que yo pretendía. Allí tuve una corazonada: “No pretendo nada, porque lo que yo querría no puedo pretenderlo”.
      Como esta era la primera cosa amable que oía de mis labios se conmovió bastante, lo suficiente para meter la pata: “¿Por qué?”, dijo a gritos, “si ese el el motivo, te prometo que...” Entonces como si él hubiera dicho lo que no dijo le pregunté: “vos sí... pero, ¿y tu familia?” “Mi familia soy yo”, dijo el pobrecito.
      Después de esa compadrada siguió viniendo y con él llegaban flores, caramelos, revistas. Pero yo no cambié. Y él lo sabía. Una tarde entró tan pálido que hasta doña Cata hizo un comentario. No era para menos. Se lo había dicho al padre. Don Celso había contestado: “Lo que faltaba”. Pero después se ablandó. Un tipo pierna. Estercita se rió como dos años, pero a mí qué me importa. En cambio la Vieja se puso verde. A Tito lo trató de idiota, a don Celso de cero a la izquierda, a Estercita de inmoral y tarada. Después dijo que nunca, nunca, nunca. Estuvo como tres horas diciendo nunca. “Está como loca”, dijo el Tito, “no sé qué hacer”. Pero yo sí sabía. Los sábados la Vieja está siempre sola, porque don Celso se va a Punta del Este. Estercita juega al tenis y Tito sale con su barrita de La Vascongada. O sea que a las siete me fui a un monedero y llamé al nueve siete cero tres ocho. “Hola”, dijo ella. La misma voz gangosa, impresionante. Estaría con su salto de cama verde, la cara embadurnada, la toalla como turbante en la cabeza. “Habla Celia”, y antes de que colgara: “No corte señora, le interesa”. Del otro lado no dijeron ni mu. Pero escuchaban. Entonces le pregunté si estaba enterada de una carta de papel gris que don Celso guardaba en su escritorio. Silencio. “Bueno, la tengo yo”. Después le pregunté si conocía una foto en que la niña Estercita aparecía bañándose con el menor de los Gómez Taibo. Un minuto de silencio. “Bueno, también la tengo yo”. Esperé por las dudas pero nada. Entonces dije: “piénselo señora” y corté, fui yo la que corté, no ella. Se habrá quedado mascando su bronca con la cara embadurnada y la toalla en la cabeza. Bien hecho. A la semana llegó el Tito radiante y desde la puerta gritó: “¡La vieja afloja! ¡La vieja afloja!” Claro que afloja. Estuve por dar los hurras, pero con la emoción dejé que me besara. “No se opone pero exige que no vengas a casa”. ¿Exige? ¡Las cosas que hay que oír! Bueno, el veinticinco nos casamos (hoy hace dos meses), sin cura pero con juez, en la mayor intimidad. Don Celso aportó un chequecito de mil y Estercita me mandó un telegrama que —está mal que lo diga— me hizo pensar a fondo: “No creas que salís ganando. Abrazos, Ester”.
      En realidad, todo esto me vino a la memoria, porque ayer me encontré en la tienda con la Vieja. Estuvimos codo con codo, revolviendo saldos. De pronto me miró de refilón desde abajo del velo. Y me hice cargo. Tenía dos caminos: o ignorarme o ponerme en vereda.
      Creo que prefirió el segundo y para humillarme me trató de usted: “¿Qué tal, cómo le va?” Entonces tuve una corazonada y agarrándome fuerte del paraguas de nailon, le contesté tranquila: “Yo bien, ¿y usted, mamá?”

(1955)